domingo, 5 de octubre de 2008

SED

Silencio.
Luces que circulan por la escena. Una luz tenue desnuda a una balanza, que se oculta en un rincón del escenario. Es una balanza de pie, de las viejas farmacias. En el centro, una mesa blanca y una silla.
Por el otro extremo, entra Pascual. Viste un traje oscuro, algo acartonado, como él, y un delantal corto, celeste. Su cabello está algo alborotado, como él. Su entrada es confusa, como él. Deja sobre su mesa un botiquín de mano. Gesticula con las manos pero algo le impide emitir palabras. Se desespera por no poder hablar. Algo lo ahoga. Mientras sufre, por detrás aparece una Enfermera y deja un botiquín de primeros auxilios sobre la balanza. Se retira. Pascual siente alivio. Ahora puede respirar y llenar de aire sus pulmones.



Pascual: Agua colorida
Agua oxigenada
Agua podrida
Agua fría
Agua de pecera
Agua hirviendo
Agua
Agua
Agua.

Saca una curita de uno de los bolsillos traseros del pantalón y se la coloca cuidadosamente sobre su dedo índice de la mano izquierda. Expresión de dolor.


Pascual:
Y ahora, ¿dónde no voy?
Si todo sonara de la misma manera... Si las notas fuesen sólo una... Es la solución. Ser monosónico, monocolor, monotemático, monopupilo, monolítico, monólico...
(Camina desorientado) Fui ayer y nadie notó mi presencia en la galería. Ni siquiera el mozo. ¿Qué pasa? ¿Están todos bien? (Señalándose) ¿Para esto? Y a la hora de volver... sin querer, el silencio de todos... ¡Un desastre!

Enfermera, rubia con un peinado burbuja, aparece dando vueltas, bailando alegremente. Arrastra con una mano una silla blanca de metal y con la otra lleva un botiquín. Ella está muy maquillada. Sobre su uniforme, una capa azul con forro rojo. Se detiene ante la balanza, intenta pasearse pero no lo hace. Se mira, sonríe y sigue caminando. Deja el botiquín para revisar su contenido y saca su diploma de enfermera. Ella está en un estado de indiferencia al resto de la escena. Se sienta en la silla blanca de aspecto a hospital municipal, deprimente y muy blanca.

Pascual: ¿Nadie sufre de presión alta?

Silencio.
Algo incomoda a Pascual. Parece que el reloj de su muñeca izquierda arde. Siente dolor; picazón; ardor. La piel se vuelve una molestia. Arden sus muñecas. Arden sus manos. Arde la frente y la nariz. Sólo hay alivio en sus orejas.


Pascual: ¿Nadie sufre de presión alta?
Una vez hice esa pregunta y se me presentó un caso particular, raro y muy triste, aunque...


Entra un hombre vestido con un traje gris. Mira a Pascual que no puede hablar. Gesticula, sólo gesticula.


Enfermera: Veinticinco, veintiséis...
Pascual: (Insistente) ¿Nadie sufre de presión alta? (Pensativo) Y todos hicieron silencio... Nadie tuvo un ataque de presión... Todo un problema, no fue un buen día... pero fue una buena comida, con mucha sal.
Enfermera: Veintisiete, veintiocho...
Hombre del Traje gris: Yo

Quietud. Enfermera lo mira, se mantiene en su lugar.


Enfermera:
(De pie y con sorpresa) ¿Veintisiete?
Hombre de Traje gris: No.
Enfermera: (Desconfiada) ¿Veintiocho?
Hombre de Traje gris: Veintiocho.
Enfermera: Tendrá que esperar su turno. (Toma el botiquín y se sienta sobre la balanza).

El Hombre de Traje gris mira con desprecio a Enfermera y busca dónde esperar. Se ubica en el extremo opuesto de ella, pero a la misma altura. Pascual, en el centro de la escena, perdido en sus ideas.

Silencio.
Aire.
Silencio.
Todos forman un triángulo.
Silencio.


Hombre de Traje gris: Yo. Yo sufro de presión alta.
Pascual: ¡Que bueno! Es un privilegiado. Anoche estuve en un lugar con la mesita y mi maletín y nadie se acercó. Ya son pocos los que gozan de ese privilegio.
Hombre de Traje gris: Sí. Somos pocos los que tenemos...
Pascual: (Interrumpiéndolo) ¿Y los que tienen presión baja? Esos son los peores.
Hombre de Traje gris: Bueno, yo no...
Pascual: (Interrumpiéndolo) Se da cuenta, cada vez estamos peor. Anoche estuve en un lugar con la mesita y mi tensiómetro y nadie se acercó.
Hombre de Traje gris: Sí. Somos... Pocos...
Pascual: ¿Tiene algo que hacer?
Hombre de Traje gris: A decir verdad... espero que llegue el...


Quietud.
La enfermera acomoda su diploma sobre la mesa; lo limpia. Saca del botiquín un espejito y un lápiz labial. Se pinta los labios de un rojo furioso.


Hombre de Traje gris: Espero el... Sí, tenía una reunión... pero no tengo ganas de ir. No es importante.
Pascual: Sinceridad. Es un privilegiado.
Hombre de Traje gris: Sí. Somos pocos.
Pascual:
(Extendiéndole la mano) Pascual, licenciado en presión.
Hombre de Traje gris: (Respondiendo a su saludo) Hombre de negocios.

Silencio y caras de desconfianza.

Pascual: En un momento hubo veinte frascos de agua oxigenada, hoy no tengo ni uno. Pero como usted es un hombre de negocios sabrá aconsejarme.
Hombre de Traje gris: No. Lamentablemente no puedo. No entiendo nada de líquidos.
Pascual: ¡Qué lastima! Debería.
Hombre de Traje gris: Desaprobé merceología.
Pascual: Yo estenografía y tomo agua igual.

Quietud.
La Enfermera se acomoda la cofia de su peinado burbuja.


Pascual: El problema está cuando nadie quiere aprender.
Hombre de Traje gris: El problema está cuando nadie quiere aprender.
Pascual: Ayer fui a... y nadie quería verme.
Hombre de Traje gris: Es triste. Somos pocos los privilegiados.
Pascual: Lástima que la mata. La presión arterial la mata.
Hombre de Traje gris: Me la paso en el banco todos los días. Tendrían que contratar una secretaria, pero la verdad es que tener a alguien que me esté encima no lo soporto. Prefiero estar solo.
Pascual: Sí, pero a veces es preciso. Yo tengo, cuando quiero, cuando tengo ganas y no llueve, una... (Dirige su mirada hacia la enfermera). Suele ser muy útil.
Hombre de Traje gris: (Interrumpiéndolo) Sí, sí, sí.
Pascual: No me dijo su nombre.
Hombre de Traje gris: O.
Pascual: Pascual.

Estrechan sus manos.

Hombre de Traje gris: Prendo un cigarrillo y después me toma la presión.
Pascual: Va a ser difícil, no tengo agua oxigenada.
Hombre de Traje gris: Y... ¿Entonces?
Pascual: Habrá que esperar a que llegue el proveedor. No se puede trabajar sin material. Es como decirle a usted que saque cuentas sin calculadora.
Hombre de Traje gris: Sí, pero a veces uso la cabeza, aún cuando tiene muchos ceros.
Pascual: Pero mi caso es distinto, soy un profesional.

El Hombre de Traje gris enciende un cigarrillo.
Silencio.
La enfermera saca del botiquín un copito de algodón y se lo mete en la boca como si fuera un chicle.


Hombre de Traje gris: ¿Llegará?
Enfermera: Veintiocho... Veintinueve...
Hombre de Traje gris: ¡Yo soy veintiocho!
Enfermera: Cada cual debe esperar su turno.

Quietud.
Cada uno de ellos mira sus ideas personales e íntimas y conversa con ellas en voz baja, muy baja, bajísima... Ya ni se escuchan.
Enfermera frota el copo de algodón sobre sus encías. Hombre de Traje gris hace cuentas en el aire.


Pascual: Flor oxigenada de primavera.
Flor destilada.
Rocío de merthiolate,
Pistillo llorando por temor a la aguja.
Lavar...
Pérsic mató a su flor.
Su jeringa se arrugó por la carne dura de su brazo.
Todo se destruyó en un segundo piso de una clínica de Monterrey.
Nadie escucha.
Un número llama.


Se oyen las carcajadas de Enfermera. Pascual se da la vuelta hacia ella y la mira con indignación. Un silencio se apodera de la escena. Ella por temor, conversa con sus ideas en voz baja. Pascual la observa. Camina preocupado. Se detiene, la observa. Ella conversa con sus ideas. Pascual mira detenidamente su falda. Se aleja dos pasos hacia atrás. Se detiene. La observa. Ella deja de conversar.


Pascual: ¿Le tomo la presión?
Enfermera: (Dudando con desconfianza) Preferiría esperar.
Pascual: ¿Esperar?
Enfermera: Esperar que suba.
Pascual: ¡Ah! (Aparte) Astuta. Pensé que podía interesarle que no tengo más algodón.

La enfermera se lo quita de la boca y lo tira con discreción en el suelo.

Enfermera: A mí también. Además se terminó el papel. No puedo hacer más estrellas... Mi tijerita se va a oxigenar... Ah... ¡De ahí, el agua!
Pascual: Habría que ver el tamaño... Tendría que sacar algunos cálculos...
Enfermera: (Se pone de pie acomodándose su falda y señalando al Hombre de Traje gris.) El señor nos podría ayudar.
Pascual: Igualmente sería más interesante probar con cartón.
Enfermera: No. Imposible.
Pascual: Entonces va a tener que seguir buscando.
Enfermera: Yo no busco nada. Espero que venga solo. Voy a esperar acá. (Camina por la escena y se detiene junto a la balanza mientras revisa su maletín)


Un silencio reina en la escena y atrapa a cada personaje. Nadie se mira. Cada uno está sumergido en sus maletines. Pascual en su botiquín intentaba tomarse la presión a sí mismo. Hombre de Traje gris revisa sus papeles. Enfermera carga una jeringa.


Enfermera: Veintiocho, veintiocho, veinti...
Hombre de Traje gris: Los impuestos no fueron acredit...
Pascual: Agua oxigenada...
Destilada en el tiempo
Dolorida como la uña encarnada de mi...
Con gotas de aceite de Forest
Hombre de Traje gris: Daba cuatro, daba cuatro, daba cuatro...
(Pausa) No me equivoco.

Quietud.
Pascual deja de tomarse la presión. Un calor lo invade. Siente que sus manos arden y sus pies estallan en pedazos. La cabeza se infla de imágenes geométricas.
Siente calor.
No ve.
Siente calor.
Todo es confuso. Ya no queda aire en sus pulmones. Su nariz busca una brisa. El calor cada vez es más fuerte. Se pierde. Una oscuridad ajena a todo invade la escena, lo invade a él. Siente calor. Su cuerpo se afloja y tiembla. Cae lentamente. Quiere trepar y estar de pie. Permanece tirado en la oscuridad durante tres minutos.
Silencio.
Angustia.
Palpitaciones.


Voz de Enfermera: ¡Agua!
Voz de Hombre de Traje gris: ¡Viento!
Voz de Enfermera: ¡Agite! ¡Sacuda! ¡Pegue!
Voz de Hombre de Traje gris: Ni pienso hacer respiración...
Voz de Enfermera: Mucha presión...
Voz de Hombre de Traje gris: ¿Llamó?
Voz de Enfermera: Sí, veintiocho.
Voz de Hombre de Traje gris: ¡Mi turno!
Voz de Enfermera: Pero tiene que esperar... Hay demora y no hay algodón... ¿No tiene un chicle?
Voz de Hombre de Traje gris: De menta.
Voz de Enfermera: Da igual.


Pascual tendido en el piso. Oscuridad total a excepción del cuerpo de Pascual.
Silencio. Quietud.
Tres minutos de quietud y silencio.
Comienza a reaccionar.


Pascual: Da igual...
Agua
Agua oxigenada...
Podrida
Con verrugas de sapos...
Caliente
Con caldo de corazón...
Hedionda
Con perfume de freeshop...
Desinfectada
Con lavandina de sachet...
Fermentada
Con enzimas de gas...
Condensada
Con vapores de eucaliptus...
Reventada
Con golpes de gaitas...
Revelada
Con sílabas de oscuridad...
Perforada
Con permi de pereza...
Estampada
Con pulpa de tomate...
Luminosa
Con lunares de lona...
Patentada
Con manchas de lupa...
Multiplicada
Con palabras de muecín...
Estropeada
con chocolate de trenzas...
Muda
Con consejos de muchedumbre
Guardada
Con recipientes de guiños
Hartada
Con repleción de apetitos...
Integrada
Con infusión de vanidades...
Mojada
Con brillos de corteza...
Perdida
Con persecuciones de ñandú...
Contrariada
Con señales de volumen...
Asfixiada
Con lombrices de fibra...
Asesinada
Con chanzas de trampas...
Agua oxigenada.
Agua arsénica.
Agua pútrida y siesa.
Agua...
Enfermera: ¡Arsénica!


Escena iluminada por distintos niveles de naranjas.


Pascual: Preguntáme si yo tomo agua. ¿Por qué no me preguntás eso? Si bebí el agua que vendí, es por una cuestión profesional.
Enfermera: (Ofendida) Yo también soy una profesional. (Acomoda su diploma).

Enfermera se acerca a Pascual con su jeringa. Éste la toma y bebe el contenido. Siente placer. Su sed era enorme, ahora es grande. Hombre de Traje gris mira con asco.
Luces blancas.


Pascual: Unas gotitas hacen que me sienta mejor. Pero no está oxigenada. Ni oxigenada. Ésta destilada. Agua de mandarina con color a pobre. ¡Apesta! Apesta tanto como el olor que larga la sangre en su punto justo de la herida. Hay que taparla con una gasa humedecida en... en... en alcoho... ¡en agua! ¡En agua destilada de París! (Susurrando) Tengo sed.

Pausa.

Hombre de Traje gris: Mi sed dice que usted puede, si quiere, claro, tomarme la presión.
Enfermera: (Con furia) ¿Pero no se da cuenta? Claro, como hombre de negocios, no se da cuenta. No piensa. No es inteligente. No sirve. Inútil. Inútil. Inútil. N- o-h- a- y a- g- u- a o- x- i- g- e- n-a-d-a. ¿Cómo decírselo? Veintiocho...
Hombre de Traje gris: (Con miedo) Soy yo. Pero espero... puedo esperar... Tengo tiempo.
Pascual: (Incorporándose) Sr. O. No es que usted no va a ser atendido, pero vio que las cosas cada vez están más difíciles... Hay que esperar que llegue el proveedor.
Hombre de Traje gris: (Mirando a la enfermera con cierto temor) ¿Tardará mucho?
Pascual: No creo. Hace dos días que lo llamé. Supongo que va a llegar de un momento a otro.
Enfermera: Ayer lo llamé. Y no sabía cómo llegar hasta acá. Le expliqué pero igualmente creo que no entendió.
Hombre de Traje gris: Mejor espero. Mi salud está primera que el banco; y los otros, que esperen. Es cuestión de esperar, de hacer tiempo, de invertir tiempo en salud... O de vivir otro desmayo...
Pascual: O que vomite.
Enfermera: No había pensado esa posibilidad. Pero no va a servir de nada.
Pascual: ¿Por qué?
Enfermera: Pero cómo, ¿usted estudió?
Pascual: Sí, soy un profesional de la presión. Me recibí en la UPRE.
Enfermera: Yo también estudié en la misma universidad. Universidad de la Presión.
Hombre de Traje gris: Ah, ¡la mejor!
Enfermera: Sí, pero con gente como usted (Refiriéndose a Pascual) el prestigio se empaña. ¿Cómo puede ser que no sepa que no sirve el agua oxigenada una vez vomitada?
Pascual: Bueno, no me acordaba.
Enfermera: Usted cursó Vómitos II, ¿verdad?
Pascual: Sí.
Enfermera: ¿A quién tuvo?
Pascual: Al doctor Pequiño.
Enfermera: (Al hombre del traje gris) No era de los mejores profesores que tenía la universidad.
Hombre de Traje gris: Ahora no sé qué hacer.
Enfermera: Déjeme a mí que yo soluciono este papelón. Usted espere que no se va de acá sin que él o yo le tomemos la presión.
Enfermera: (Sentándose en la silla de la mesa de Pascual) Por favor Pascual, acérquese.

Pascual se coloca delante de la mesa con cierta preocupación.

Enfermera: Tome asiento.


Pascual busca dónde sentarse y al no ver ningún asiento cerca, mira a Enfermera y ella permanece inmutable. Pascual se sienta en el piso.


Enfermera: (Al Hombre del Traje gris) Usted acérquese, venga junto a mí, aquí a mi derecha. Mire, le doy mi silla profesional. Espere.


La enfermera duda. Pero el ataque de preocupación por Hombre de Traje gris la hace reflexionar. Se toma su tiempo. Reflexiona. Conversa con sus ideas. Ellas le dicen que sí. Acerca la silla a Hombre de Traje gris y éste se sienta.
Ambos permanecen sentados junto a la mesa. Frente a ellos, Pascual en el piso.


Enfermera: Muy bien. Usted sabe que no puede quedar esta falla sin ser remediada. Como profesional de la presión debe hacer honor a nuestra casa de estudios. Comenzaré a tomarle el examen.
Hábleme sobre la presión arterial y su diferencia con la presión ocular. Dígame qué se debe hacer cuando la presión arterial está alta y cuando la presión arterial baja está baja y cuando la baja ésta alta y cuando la alta ésta baja y cuando se juntan las dos y cuando una sobrepasa a la otra y cuando la otra es sobrepasada por la una y cuando el tensiómetro se humedece y no hay alcohol y cuando no tenemos a quién tomarle la presión y cuando el agua oxigenada se termina porque alguien se la toma porque es un enfermo del agua oxigenada. ¡Hable! ¡Dígame! Lo escucho.
Pascual: Tengo sed.
Mi garganta me pide agua.
Hombre de Traje gris: ¿Oxigenada?
Pascual: Agua...
Enfermera: Hable también del agua.

Pausa. Pascual se pone de pie y camina en círculos.

Pascual: Agua...
Destilada del color del mar...
Con un pez en la barriga y una espina en la frente.
Agua
De alibur...
Mis pies ya no sienten...
Agua
De colonia...
Con olor a limón y peperina.
Agua de canilla...
Con arenilla de tubería vieja.
Agua
De sal...
Con alguna aceituna negra.
Agua
De ras...
Con algún color pastel.
Agua
De paraguas
Con la inundación mugrienta.
Agua
De velorio...
Con café dulce.
Agua
De gas...
Con sifones de protectores plásticos.
Agua
De vegetal.
Con pasteles al óleo.
Agua de pilotín de niño de jardín o preescolar.
Agua
De lluvia...
Con chapas oxidadas.
Enfermera: ¿Oxidadas?
Hombre de Traje gris: ¡Oxigenada!
Pascual: Bueno, es muy eficiente... pero preferiría solucionar el problema.
Enfermera:El problema es usted que no controla sus vicios.
Hombre de Traje gris: Su negocio así no va a funcionar. Se va a fundir. ¡No puede comerse la mercadería! Debería aprender a vomitarla, envasarla y remarcarla... el precio ya no será el mismo... es de segunda.
Pascual: Tiene razón. A partir de ahora ya no voy a consumir mi stock. Voy a consumirme.
Hombre de Traje gris: ¿Me va a tomar la presión?
Pascual: Sí. Pero... me falta algodón.
Enfermera: Si quiere vomito.
Pascual: No. Ya va a llegar.
Enfermera: ¿Realmente cree que va a venir hoy?
Pascual: Sí, si no ¿qué sentido tiene esto?


Pausa.
Hombre de Traje gris se pone de pie. Ésta perdido en el espacio. Confuso. Un estado de sopor lo invade.


Hombre de Traje gris: Escuchen... escuchen el zumbido... sientan su olor... miren cómo da vuelta... sientan su calor... se prende... se prende... entrega fuego... da vueltas... más rápido... más rápido... y cae, cae, cae.

Hombre de Traje gris en el piso tendido.
Oscuridad plena.
Calor intenso. Una luz roja ilumina la balanza. El ambiente se vuelve sofocante.


Hombre de Traje gris: Es liviano. El calor pesa menos que yo. No, yo peso más que él. (Se pone de pie en la oscuridad.) Es impresionante, tanto calor tan pesado. (Se dirige a la balanza y se sienta en ella). ¿Cuánto? Mucho calor, poco peso. No, poco calor y mucho peso. No, nada de peso. Ni peso ni calor. (Se arrastra por los alrededores de la balanza y cae).
Pascual: No es posible. Esperó demasiado su turno. Pero el problema está en lo que es. Pero el problema se agrava por lo que tiene para ser.
Enfermera: No tiene sentido que se quede ahí.
Pascual: Y para colmo ya no hay algodón.
Enfermera: Ni agua oxigenada.
Pascual: Son los vicios profesionales.
Enfermera: Como no se puede fumar...
Pascual: ¿Le llevará mucho tiempo?
Enfermera: Quién sabe... Quizás no despierte nunca.
Pascual: ¿No hay que tomarle el tiempo?
Enfermera: Sí. Voy a buscar el cronómetro.
Pascual: No. No funciona.
Enfermera: ¡Cómo!
Pascual: Sí, no se pone en cero.
Enfermera: Pero, entonces, tienen que mandar otro.
Pascual: Sí. Pero yo no lo pedí.
Enfermera: Yo tampoco.
Pascual: Cuando venga el proveedor le digo.
Enfermera: ¿Y si contamos?
Pascual: Pero no sirve porque no podemos empezar de uno.
Enfermera: No. Hay que empezar de nueve.
Pascual: Sí, pero después hay que hacer cuentas y yo no me acuerdo de la regla de tres.
Enfermera: Yo tampoco. Además no traje la tabla de logaritmos. La presté en cuarto año y nunca me la devolvieron.
Pascual: ¿ Y como aprobaste quinto?
Enfermera: Me copié todo el año de mi compañero de banco, Aldo.
Pascual: Y ahora sos enfermera...
Enfermera: Claro, por eso soy enfermera. Nunca pensé que iba a necesitar la tabla de logaritmos.
Pascual: A mí me pasó algo parecido con la Constitución.
Enfermera: También la presté. Cuando me la devolvieron le faltaban las tapas.
Pascual: No es mi caso. Yo la presté y volvió con manchas de café o té en las hojas.
Enfermera: No se puede prestar nada.
Pascual: Sobre todo si te toca algún compañero como el mío.
Enfermera: A mí me tocó sentarme con Aldo.
Pascual: Yo tenía a Aguero.
Enfermera: Yo conocí un Agüero.
Pascual: No, son distintos apellidos.

Hombre de Traje gris se mueve, se arrastra y vuelve a tenderse sobre el piso. Pascual y Enfermera transpiran. Ambos lo miran. La escena se oscurece dejando solamente al descubierto al cuerpo de Hombre de Traje gris. Aún hace calor.
Silencio prolongado.
Quietud en la escena.
Un camillero pasa perdido y confundido con un bidón de diez litros de agua oxigenada. Oscuridad total.
Silencio.
Calor.



Voz de enfermera:
¿Cuánto?
Voz de Pascual: ¿Me escuchará?
Voz de Enfermera: ¿Habrá que avisarle a la mujer?
Voz de Pascual: ¿Qué color es ese?
Voz de enfermera: ¿Morado?
Voz de Pascual: ¿Está riendo?
Voz de Enfermera: ¿Tendrá hijos?
Voz de Pascual: ¿Nos verá?
Voz de Enfermera: ¿Slip o boxer?
Voz de Pascual: ¿Tendrá cigarrillos en algún lado?

Silencio.

Voz de Enfermera: Áspero.
Voz de Pascual: Sólo números y claves.
Voz de Enfermera: Algún que otro caramelo de miel.
Voz de Pascual: Y nada.

Hombre de Traje gris sigue tendido en el piso. La escena permanece en una oscuridad total a excepción del cuerpo de Hombre de Traje gris.
Se oyen sirenas de ambulancia.
Oscuridad total.
Silencio.
Quietud.
Olor a alcohol.
Frío.
Mucho olor a alcohol.
Mucho frío.
Una luz repentinamente deja ver a Hombre de Traje gris, está de pie vestido con un traje blanco, camisa negra y corbata blanca. Se halla solo en el centro de la escena. La situación es confusa para él. Se siente desorientado. Desconfía. Tiene miedo. Camina en círculos hacia atrás con cierta cautela.


Hombre de Traje gris: (Sofocado) ¡ Agua! (Extraño) Le ococ... (Perturbado) ¡Le oretococ ad le ococ! ... (Angustiado) Auga... ¡Auga adanegixo! ... (Furioso) ¡Agua! ¡Agua! ¡Agua!
¡Ococ! (Pausa) ¡Ococ!
Agua de ococ.

Se desploma en el piso.
Se arrastra.
Corre.
Grita.
Está muy nervioso.


Hombre de Traje gris: (Gritando) ¡Agua!... ¡ Agua oxigenada!... ¡El cocotero da el coco!... ¡El coco!... ¡Agua!


Cae al piso y queda tendido.
La luz desaparece.
Oscuridad.


Voz de Enfermera: La verdad, no lo probé.
Voz de Pascual: No duele. Pero es molesto. Produce acidez.
Voz de Enfermera: Alguien me lo comentó, no recuerdo quien...
Voz de Pascual: También lo había probado el Dr. Cruz.
Voz de Enfermera: ¿Pero cuál? ¿El rojo o el incoloro?
Voz de pascual: Supongo que los dos, es un doctor.
Voz de enfermera: ¿Y cuál me recomienda?
Voz de Pascual: El rojo, después de todo es el original.
Voz de Enfermera: Claro, las segundas partes nunca fueron buenas.

Pausa prolongada acompañada de luces cálidas, luces dulces.
Instantes de penumbras.
Una luz muestra repentinamente a Hombre de Traje gris tendido sobre una camilla con una bolsa de suero y vestido con su traje original. Parecería otro lugar de no ser por la balanza que sigue intacta. Cuelgan dos diplomas. Al fondo, unos tubos de oxigeno descasan de no ser usados. Enfermera y Pascual están sentados ante un tablero de ajedrez. Piensan, juegan, piensan y mueven y no mueven piezas.
Enfermera ya no es rubia. Es pelirroja, aunque mantiene su peinado burbuja. Su delantal es color ciruela, muy moderno y más corto. Su capa es azul pero con forro blanco. Ya no usa zapatos blancos sino botas, también blancas. En uno de los bolsillos superiores lleva tres estrellas doradas.
Pascual viste un delantal blanquísimo que deja ver unos reflejos azules. Lleva un estetoscopio al cuello y su nombre en un identificador a la altura del bolsillo superior del delantal. Su peinado es muy prolijo y brilloso, tanto que es comparable con sus zapatos de charol negro. Ambos miran fijamente el tablero de ajedrez. Inmóviles.
Hombre de Traje gris despierta lentamente. Pequeños movimientos indican que se está recuperando.



Enfermera:
(A Pascual.) Se recupera. (Sigue pensando en su próxima jugada.)


Pascual asiente con la cabeza.
Hombre de Traje gris hace grandes esfuerzos para poder hablar.
Enfermera sonríe maliciosamente.



Hombre de Traje gris:
Agua.
Enfermera: ¿Destilada o de canilla con gusto a cloro?
Hombre de Traje gris: No (Señalando a pascual.) Usted nunca me tomó la presión.
Pascual: No llegue a tiempo.
Hombre de Traje gris: Puede hacerlo ahora, Pascual.
Pascual: Dr. Pascual.
Enfermera: (Mostrándole una jeringa que saca del interior de uno de los bolsillos de su delantal) ¿Oxigenada?
Pascual: Destilada.
Enfermera: (A Pascual) Le toca mover. Pero tenga cuidado con lo que hace porque lo tengo muy acorralado.
Pascual: Nadie me acorrala. Llevo muchos años de guardias.
Enfermera: Yo llevo los mismos que usted. No olvide que soy porque usted me permitió mi ejercicio. Le toca mover.
Hombre de Traje gris: Una vez gané un premio en la escuela por un campeonato de damas.
Enfermera: Mi alfil.
Pascual: Delira
Hombre de Traje gris: ¡Sí! ¿Usted estaba? ... ¡No! No puede decir nada.
Enfermera: Ese caballo...
Pascual: (A Enfermera) Si no hace silencio lo duermo un rato; no me deja concentrar...
Hombre de Traje gris: Gané porque soy muy bueno en geometría.
Enfermera: La torre no...
Pascual: (Intenta mover pero se detiene) Así no se puede.
Enfermera: (A Hombre de Traje gris) Señor. ¿Por qué no descansa un rato?
Hombre de Traje gris: Agua... Quiero agua.
Pascual: ¡Destilada!
Enfermera: No. Oxigenada.
Hombre de Traje gris: Siento calor... fuego... todo me arde y me quema. Agua para apagar la sed. Tengo hambre de agua. (Hace una pausa y se lleva las manos al cuello). Siento que no tengo agua en mis venas y me da miedo.
¿Sienten? (Llena de aire sus pulmones) ¿Sienten?.

Enfermera y Pascual respiran profundamente y se miran. Buscan el origen del aire que súbitamente se apodera de ellos. Se sienten confundidos.

Pascual: Si lo puedes sentir, no tiene sed ni calor ni dolor.

Oscuridad.
Silencio.
Más confusión.



Voz de Hombre de Traje gris:
Sin embargo se escapa, se va... y yo con él.

Oscuridad.
Silencio.
Confusión.
Un fuerte olor a alcohol se vive en el ambiente. Se mezcla con otros olores fuertes, a químicos. Una luz enceguese. Molesta.
Un sonido agudo señala que algo sucede a lo lejos de la escena, no se puede ver qué es. Sólo se percibe. Parece una sirena.
Hombre de Traje gris, Pascual y Enfermera se mueven lentamente. Algo los atrae y los sumerge en un estado de inconsciencia ajena.
Todo es lento. Muy lento.
Corren, caminan, se empujan, se pisan, se acarician, se golpean. Hay agresión y besos confusos.
Todo es lento.
La luz los abandona poco a poco.
Todo es lento.
Oscuridad.


Vuelven los olores. Vuelve la luz fuerte y molesta. Permanece un rato. Desaparece y con ella la confusión y los olores. Ahora se respira.
En escena, Pascual en su mesa original de trabajo inmóvil con su maletín abierto. A su derecha de pie, Enfermera mantiene una pose muy firme y orgullosa, inmóvil. Sobre la balanza, el bidón de agua. La camilla se ha corrido hacia el fondo de la escena junto a los tubos de oxigeno y al pie, la bolsa de suero.
Entra Hombre de Traje gris.


Hombre de Traje gris: Perdón ¿me tomarían la presión?. Me siento bien, pero... por las dudas. Una vez tuve un problemita serio y... desperté en otro... Claro, que si no pueden yo igual me... Creo que en alguna parte vi este maletín... ¡Ah! los dan en... Yo sé por que el ministerio me mandó uno que aún... Claro, yo no soy... Mi primo es médico, pero médico veterinario... Por eso sé que se lo mandaron... bueno... Mejor me... (Se aleja y vuelve) Me olvidaba... En realidad, venía por... (Saca de su maletín una botella de vidrio) Una buena cantidad de agua oxigenada (Deja la botella sobre la mesa).

Ambos lo miran.

Pascual: El problema es que yo no pagué los servicios este mes y además ya no puedo hacer nada.
Enfermera: (A Hombre de Traje gris) Es laboral.
Pascual: Si me entrega un certificado yo puedo firmarle algunos días.
Hombre de Traje gris: No. Igual ya me siento mejor.

Silencio.
Quietud.


Hombre de Traje gris: De todos modos le dejo la botella por las dudas... (Deja una botella de plástico.) Nunca se sabe. ¿No quiere que le mande un proveedor? ¿Necesitan gasas, algodón, vendas, cintas adhesivas?... Puedo pasar el pedido. Hay una oferta buena que incluye jeringas.

Pascual se oculta tras su maletín y le dice con la cabeza a Enfermera que no.

Enfermera: ¡No! Jeringas no.
Hombre de Traje gris: Pero vienen en unas cajitas de metal...
Enfermera: ¡No!
Hombre de Traje gris: De acero inoxidable...
Enfermera: ¡No!
Hombre de Traje gris: Muy brillosas...
Enfermera: ¡No!
Hombre de Traje gris: ¡Le van a encantar!
Enfermera: ¡No!
Hombre de Traje gris: Puedo armar otro paquete si quiere. Uno que incluya más algodón y ninguna jeringa.
Enfermera: Mmm... No está mal... ¿Algodón?
Hombre de Traje gris: Sí, algodón bien blanco con mucho sabor a... a... ¡Algodón!
Pascual: (Haciéndose el desinteresado) No encuentro la tinta.


Enfermera saca el frasquito de tinta del interior del maletín y se lo entrega a Pascual.
Sirenas de ambulancia.
La luz desaparece.
Oscuridad parcial.


Hombre de Traje gris: Bueno, si no es posible... Me voy.
Enfermera: Yo necesitaría algodón, pero... (Mira a Pascual) Mejor espero que se termine lo que tenemos acá. Supongo que va a pasar mucho tiempo.
Pascual: Sí.
Hombre de Traje gris: ¿Por qué esperar?
Enfermera: Me lo van a cargar a mí. No hay excusas (Mirando a Pascual que simula no estar escuchando la conversación.) Para tomar la presión no se necesita algodón. Para calmar la sed, no se necesita algodón. Para firmar un certificado, no se necesita algodón.
Hombre de Traje gris: Noto su gran esfuerzo.

Silencio incómodo.

Hombre de Traje gris: Tiene razón. Tiene que haber algo de sangre.
Enfermera: Y en lo posible alguien que esté dispuesto a que haya algo de sangre.
Hombre de Traje gris: Sí. Tengo sed.
Enfermera: Yo dejé de tener sed cuando era una enfermera de clase rasa. Ahora ya no sufro por el agua.
Hombre de Traje gris: Son las fortalezas de los profesionales. (Pausa) Mejor me voy porque me esperan en un consultorio odontológico. Por suerte ese dentista siempre me hace un buen pedido. Por ahí le puedo ofrecer la promoción del mes que incluye gasas, algodón, vendas, cintas adhesivas, jeringas... (A Pascual) ¿Paso la próxima semana?
Enfermera: No. Mejor dentro de quince días.
Hombre de Traje gris: Bien. Hasta dentro de quince días, doctor... (Se va. Pero antes se detiene en la balanza y se pesa. Sale.)

Enfermera vuelve junto a Pascual quien sigue buscando en su maletín.
Silencio.
Quietud y dudas.
Una sirena.
Fuerte aroma a alcohol. Frío. Dudas que crecen se hacen serias. Miradas que se cruzan. Impulsos que se reprimen y van en aumento junto al frío, al aroma y a la sirena.
Silencio.
Oscuridad.


Voz de Pascual: ¿Vio mi sello por algún lado?
Voz de Enfermera: En mi bolsillo.
Voz de Pascual: Está descosido.
Voz de Enfermera: Habrá que vendarlo.
Voz de Pascual: ¿Con qué apagará la sed?
Voz de Enfermera: ¿Agua de coco?

Olores a alcohol.


Oscuridad definitiva